Un estudio del Instituto de Investigación Sanitaria (IIS) Biogipuzkoa y la Universidad de Zaragoza confirmó que el ejercicio físico puede mejorar de forma notable la vida de las personas centenarias. Lejos de ser una actividad limitada a adultos jóvenes, el entrenamiento de fuerza mostró resultados sorprendentes incluso en personas de 102 y 103 años, que lograron recuperar autonomía y movilidad.

La investigación, publicada en la revista Journal of Cachexia, Sarcopenia and Muscle y coordinada por Ander Matheu y Nuria Garatachea, abre la puerta a un cambio de paradigma sobre el envejecimiento y la capacidad de adaptación del organismo en edades extremas.

Un programa con centenarios: 12 entrenaron y 7 actuaron como grupo control

El estudio contó con la participación de 19 personas centenarias. De ellas, 12 completaron un programa de entrenamiento, mientras que las otras siete conformaron el grupo control.

Durante tres meses, los participantes entrenaron:

Dos veces por semana

Ejercicios de fuerza con pesas y peso corporal

Sesiones que comenzaron en 20 minutos y se extendieron hasta 40-45 minutos

Los resultados fueron contundentes: quienes realizaron el programa mejoraron todas las escalas de fragilidad, aumentaron su fuerza y registraron cambios positivos en biomarcadores vinculados al deterioro funcional.

Los casos que sorprendieron al equipo científico

Los investigadores remarcan que el objetivo no era prolongar la vida, sino mejorar su calidad. Aun así, los cambios fueron tan profundos que varios casos llamaron la atención del equipo.

Según explicó la profesora Nuria Garatachea, una de las coordinadoras:

Un hombre de 103 años que antes necesitaba ayuda para levantarse y caminar al baño recuperó la capacidad de hacerlo solo durante la noche.

Una mujer de 102 años, que al inicio del programa usaba silla de ruedas, recuperó la fuerza suficiente para levantarse y sentarse sin ayuda.

Estos avances demuestran que la fragilidad no es irreversible, incluso en edades muy avanzadas.

Cambios en autonomía, seguridad y bienestar

La investigación sostiene que el ejercicio en personas centenarias:

Mejora la autonomía

Reduce el riesgo de caídas

Aumenta la seguridad y confianza

Contribuye al bienestar emocional

Mejora biomarcadores de fragilidad

Favorece la vida independiente

El Consorcio de Investigación Biomédica en Red (Ciber) destacó que esta evidencia es pionera a nivel mundial y que refuerza la importancia de incorporar rutinas de fuerza, supervisadas y adaptadas, en el cuidado geriátrico.

Una investigación con amplio respaldo institucional

El trabajo fue coordinado por:

Ander Matheu – Responsable del Área de Envejecimiento del IIS Biogipuzkoa

Nuria Garatachea – Facultad de Ciencias de la Salud y del Deporte

Y contó con el apoyo de:

Equipos de Ciber

Servicios de Geriatría del Hospital de Albacete

Servicios de Geriatría del Hospital de Toledo, liderados por los doctores Pedro Abizanda y Leocadio Rodríguez Mañas

El ejercicio sigue siendo medicina, incluso después de los 100 años

El estudio confirma que, aún en edades centenarias, el cuerpo humano conserva una sorprendente capacidad de adaptación y mejora. Lejos de ser una actividad limitada por la edad, el ejercicio físico —especialmente la fuerza— se presenta como una herramienta clave para mejorar la calidad de vida, la independencia y la salud.

Un hallazgo que redefine lo que creíamos posible sobre el envejecimiento.